Metadati

Trascrizione

§ Passato e presente. Santi Sparacio. Nel capitolo XXII della seconda parte del Don Chisciotte: «l’humanista» che accompagna Don Chisciotte e Sancio alla «cueva de Montesinos». «En el camino preguntó Don Quijote al primo de qué género y calidad eran sus ejercicios, sus profesion y estudios. A lo que él respond’o que su profesion era ser humanista, sus ejercicios y estudios componer libros para dar á la estampa, todos de gran provecho y no menos entretenimiento para la repòblica: que el uno se intitulaba El de las libreas, donde pintaba setecientas y tre libreas con sus colores, motes y cifras, de donde podian sacar y tomar las que quisiesen en tiempo de festas y regocijos los caballeros cortesanos, sin andarlas mendigando de nadie, ni lambicando, como dicen, el cerbelo por sacarlas conformes á sus deseos y intenciones; porque doy al zeloso, al desdeñado, al olvidado y al ausente las que les convienen, que les vendrán mas justas que pecadoras. Otro libro tengo tambien, á quien he de llamar, Metamorfóseos, ó, Ovidio español, de invencion nueva y rara; porque en él, imitando á Ovidio à lo burlesco, pinto quién fué la Giralda de Sevilla y el ángel de la Magdalena, quién el caño de Vecinguerra de Córdoba, quién es los toros de Guisando, la Sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés en Madrid, no olvidándome de la del Piojo, de la del Caño dorado y de la Priora; y esto con sus alegor’as, metáforas y translaciones, de modo que alegran, suspenden y enseñan á un mismo punto. Otro libro tiengo, que le llamo Suplemento á Virgilio Polidoro, que trata de la invencion de las cosas, que es de grande erudicion y estudio, á causa que las cosas que se dejó de decir Polidoro de gran sustancia, las averiguo yo, y las declaro por gentil estilo. Olvidósele à Virgilio de declararnos quién fué el primero que tuvo catarro en el mundo, y el primero que tomó las unciones para curarse del morbo gálico, y yo lo declaro al pie de la letra, y lo autorizo con mas de veinte y cinco autores, porque vea vuesa merced si he trabajado bien, y si ha de ser òtil el tal libro á todo el mundo».

Sancio si interessa, com’è naturale, specialmente a quest’ultimo libro, e pone delle quistioni all’«humanista»: «¿Quién fué el primero que se rascó en la cabeza?» . «¿quién fué el primer volteador del mundo?» e risponde che il primo fu Adamo, che avendo testa e capelli, certo tal olta dovette grattarsi la testa, e il secondo Lucifero, che espulso dal cielo, cadde «volteando» fino agli abissi dell’inferno.

Il tipo mentale dell’humanista ritratto dal Cervantes si è conservato finora e così si son conservate nel popolo le «curiosità» di Sancio, e ciò spesso appunto viene chiamato «scienza». Questo tipo mentale, in confronto a quelli tormentati, per esempio, dal problema del moto perpetuo, è poco conosciuto e troppo poco messo in ridicolo, perché in certe regioni è un vero flagello. Al carcere di Palermo, nel dicembre 1926, ho visto una dozzina di volumi, scritti da siciliani, e stampati in Sicilia stessa, ma alcuni in America da emigrati (certo inviati in omaggio al carcere o al cappellano). Il più tipico di essi era un volume di certo Santi Sparacio, impiegato della ditta Florio, il quale appariva autore anche di altre pubblicazioni. Non ricordo il titolo principale del libro; ma nei sottotitoli si affermava che si voleva dimostrare: I l’esistenza di Dio, II la divinità di Gesù Cristo, III l’immortalità dell’anima. Nessuna di queste quistioni era realmente trattata, ma invece nelle circa 300 pagine del volume, si contenevano le quistioni più disparate su tutto lo scibile: per esempio si trattava come fare per impedire la masturbazione nei ragazzi, come evitare gli scontri tranviari, come evitare che nelle case si rompano tanti vetri alle finestre ecc. Questo della «rottura dei vetri» era trattato così: si rompono tanti vetri, perché si pongono le sedie con lo schienale troppo vicino ai vetri, e, sedendosi, per il peso lo schienale si abbassa e il vetro è rotto. Quindi bisogna curare, ecc.; ciò per pagine e pagine. Dal tono del libro si capiva che lo Sparacio nel suo ambiente era ritenuto un gran saggio e sapiente e che molti ricorrevano a lui per consigli ecc.